EL MEJOR REGALO PARA MAMÁ

Muchos, quizá, todos, ahora mismo estarán buscando con diligencia el mejor regalo para mamá, no sabrán decidirse entre las decenas de tarjetas de una tienda, de entre mil colores de un suéter ó para quienes que con algo de suerte, habrán podido ahorrar más, un obsequio grande, visible y pomposo que conferirá de su madre una gran sonrisa y sorpresa por el detalle. Sin embargo, ¿cuántos de ustedes se han detenido a pensar en un escaso minuto del día, qué es lo que realmente desearía mamá en lo sublime y profundo de sus anhelos?. Déjenme decirles amigos míos que hasta la más preciosa alhaja estará apartada de su mente y su corazón cuando del mejor obsequio se hable. Una madre quiere simplemente lo más sencillo del mundo.

¿Hace cuánto no han corrido hacia ella para darle el mejor de sus abrazos sin razón alguna? ¿Hace cuánto no se acuestan junto a ella y le susurran al oído lo mucho que la aman? ¿Hace cuánto no halagan esa belleza que emana de su rostro? ¿Hace cuánto no le agradecen por todo lo que ha hecho por ustedes y a pesar del implacable paso del tiempo sigue haciéndolo?… ¡Hace cuánto! Hoy, como no lo han hecho hace mucho, aventúrense en la travesía de encontrar el mejor “te amo mamá” que en algún recóndito rincón de su vida han dejado oculto, pero que paciente sigue aguardando.

Permitan que su madre sepa que como hijos no encuentran forma de alcanzar en gratitud y amor todo lo que por ustedes han podido dar. Cuando la ven trabajar, luchar con las deudas, sacrificarse por darles de comer, porque nada les haga falta. Díganles al tomarla de la mano que, aunque no siempre fueron obedientes y buenos hijos, las aman con su vida y piden perdón por sus fallas pues saben cuán noble y grande es su corazón. Con un beso en su mejilla enúncienle que no hay lugar en este mundo en el que pueda caber toda su lucha, ni sol tan grande capaz de iluminar sus pasos en el camino muchas veces empapado por sus lágrimas y que no hay suficiente corazón en el pecho suyo para tanta correspondencia.

Es urgente comprender la labor enorme que conlleva ser madre, he escrito varias ocasiones con motivo de su día, de hecho en uno de mis escritos, titulado El dolor de ser madre, señalo: “En la mente de aquella mujer rondaba una sola idea, su hijo. Los dolores se abalanzaron de repente en el vientre ávido por despojar. Las horas pasaban por desapercibidas en el llanto y desesperación del parto que se venía en camino. Solo la ilusión de ver a su pequeño le mantenía con vida. Una clase de sufrimiento indescriptible por la fusión de sentimientos albergados en un solo lugar, su corazón. La travesía empezó y terminó en el estallido de un grito ensordecedor que a sus oídos se entonó en dulce melodía, su pequeño estaba bien, estaba vivo, estaba con ella.”

Una madre, por amor a un hijo estará siempre en el lugar en el que la necesiten, sin límite de horas, ni de rincones, hoy, mañana y persistentemente. Es ella quien aún hallándonos en el último de los dolores, despojados de toda esperanza y en la más climática de las desolaciones, hace que rebose de felicidad el alma con tan solo contemplar su imagen, cuando tan mágica se presenta que con solo cerrar los ojos se puede sentir que sus brazos nos sostienen cuando parece que el mundo nos suelta de la mano, su voz en los adentros tiende a fantasear palabras dulces y llenas de amor porque ella está ahí, diciéndonos despacito al oído: “Mejor si en el camino no estás solo. Mejor si estoy yo para protegerte y acompañarte durante esta tan larga travesía llamada vida, para que mis ojos iluminen tu camino, mi corazón te guíe en las tinieblas, mi boca te bese aliento nuevo y mis brazos te cobijen en la noches frías.”

No esperen demasiado para demostrarle a su madre, con hecho y palabra, todo lo que sienten, reflexionen en silencio sobre todos aquellos que precisamente ahora, al correr de estas líneas, quisieran abrazar a su madre y decirle lo mucho que habrían deseado que siguiera viva para prodigarle el mejor de sus besos, la mejor de sus caricias, el mejor de sus abrazos; no obstante, reprimen ese anhelo al saber que ella más a su lado no está.

Definitivamente, el mejor obsequio para una madre es ver sonreír a sus hijos día a día, verlos crecer como hombres y mujeres de bien, saber que en su seno guarda hijos que la respetan por sobre todas las cosas y que a pesar de sus errores siguen gustosos aprendiendo, que la abrazan sorpresivamente, que la exaltan ante los demás y que por encima de cualquier cosa la aman con todo su corazón. Es en verdad un regalo para todos los días y no es sino esta ocasión, una excusa para corroborar la admiración y gratitud que por ella sentimos.

“Madre, tus brazos siempre se han abierto cuando he necesitado un abrazo,
tu corazón ha sabido comprender cuando necesitaba una amiga,
tus ojos sensibles han sabido endurecerse cuando he necesitado una lección y
tu alma ha sido capaz de abrirse para dar paso a todo renunciamiento por mí.
Tu fuerza y tu amor me han dirigido por la vida y me han dado las alas
que necesitaba para volar.
Eres la mujer más bella que jamás he conocido.
Todo lo que soy, te lo debo a ti y por ello atribuyo todos mis éxitos a tu enseñanza y ejemplo de vida madre mía.”

¡Feliz Día a todas las madres de nuestro hermoso pueblo de Mira y a todas las madres del mundo!


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