Colaboración de Don Julio C. Urresta Vega

Resulta que cuando Don Julio trabajaba en el vivero forestal, había un Ingeniero Cocíos de la Ciudad de Tulcán, el mismo que venía a pagarles, dice que él era muy déspota, bravo y que a veces ni el saludo recibía. En cierta ocasión les ha pedido que le hagan probar el famoso tardón y queda hecho el pacto para la siguiente semana.

Preparan el tardón y le brindan una copa al Ingeniero Cocíos, pero el ha imaginado que es una bebida sin aguardiente, ante eso le explican que éste, es para que no haga daño el jugo de naranja y que es mucho mejor si luego del tardón se toma el “fijador”, ante lo cual él acepta y se toma.

Estando en la conversación, le brindan otro vaso de tardón y otra copita de fijador, pasados otros minutos le brindaron la misma dosis, luego de eso había tenido un cambio brusco en su comportamiento, que lloraba, les abrazaba y les decía que el no era jefe sino un compañero, y que si él pudiera cambiarse esa cara de bravo que tenía lo haría para que lo consideren como un amigo. El chofer si no había probado una tan sola copa porque ya sabía a que se atenía.

En la tarde y luego de una gran faena, le habían subido al Ingeniero Cocíos en calidad de “bulto” y a dar a Tulcán se ha dicho.

Había venido en otro viaje a preguntarles qué era lo que le habían dado, a lo que los trabajadores le respondieron que le brindaron el tardón que el mismo les pidió.

Cuenta que desde la vez que le hicieron “chumar” con tardón, el Ingeniero Cocíos había tenido un cambio radical con los trabajadores, se había hecho “pana” de ellos, dejó de ser orgulloso, que cada vez que venía les saludaba y les abrazaba muy cariñosamente.

Se imaginan queridos lectores ¿cuánto puede influir en el comportamiento de una persona el que se le brinde el famoso “Tardón Mireño”?

… Mucho verdad …

Resulta que cuando vivía Don Alfredo Urresta (+) había venido una comisión de Quito a entregar un equipo para la Banda de Músicos “Los Satélites” los mismos que habían sido recibidos en el Salón del Pueblo, en donde habían instalado buena música y estaban con unas lindas señoritas.

Al inicio de la reunión, a la comisión le brindaban whisky por lo que ni se “mosqueaban” y que se encontraban sentados, cruzados de brazos y ni conversaban, es decir que estaban aburridos, así que habían dicho que ellos se regresan a Quito enseguida. Entonces, Don Abdón León (+) que les dice a los demás compañeros: “preparemos un tardón rapidito”; prepararon un “perol” de tardón y les han brindado dos vasos seguidos arguyendo que es un refresco para la sed, desde luego acompañado del respectivo fijador; luego fueron a hacer otro poco de tardón y al cabo del tercer vaso con el respectivo fijador la comisión ya se encontraba en estado de “shock” bailando de rodillas, por lo que el regreso a Quito ya les importaba un “carajo” y se quedaron hasta la madrugada, momento en el que a cada miembro de la comisión le subían al carro en calidad de bultos.

¡ Que cambio que produce el tardón en el estado de ánimo de las personas verdad

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