Hablar o escribir acerca del padre es una tarea grande, sublime y honrosa.

Grande porque no hay ser más importante en la vida de los hijos que la figura paterna, ejemplo de fortaleza, voluntad, trabajo, disciplina, respeto, coraje, seguridad y rectitud.

Sublime porque su amor es tan grande que es capaz de salvar cualquier problema de sus hijos, su entrega es capaz de resolver cualquier obstáculo en el hogar y su guía es el faro que ilumina la vida entera en su familia.

Honrosa porque escribir sobre el padre es llenar de recuerdos o vivencias lindas, nobles, enriquecedoras nuestra vida, es henchir de orgullo, de satisfacciones, de ejemplo nuestro corazón.

Por ello necesitaríamos hojas enteras para reseñar lo que es un padre, para decirle cuánto representa en nuestras vidas y lo mucho que lo amamos.

Todos los hijos del mundo vivimos y compartimos estos sentimientos, no importa situación social, color de piel, religión, etc., todos sentimos ese gran amor por nuestros padres, no importa si las circunstancias son más o menos parecidas, es el sentimiento el que importa, el convivir diario con el padre campesino, maestro, profesional, militar, obrero, artesano, etc., cada uno representa para sus hijos su héroe, su referente, todos queremos parecernos a él, imitarlo y muchas veces superarlo, de hecho, somos el resultado de la formación que junto a nuestras madres nos han dado en el hogar, por algo se dice “de tal palo, tal astilla”.

Por esta razón, en este día especial, honremos su nombre, dando de nosotros, todo aquello que ellos nos inculcaron, no los defraudemos, seamos más de aquello que ellos esperan: hijos sanos de espíritu, solidarios, honestos, justos, honrados, etc., pero sobre todo nunca olvidemos su ejemplo y su amor para hacernos hombres y mujeres de bien, porque lo que más llena de orgullo a un padre es el tener un buen hij@.

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