Colaboración del Arq. Edgar Padilla Ulloa

VLtragos

El término minga, viene, según el diccionario de la Real Academia de la Lengua, del quechua “mink´a” que tiene dos acepciones: Reunión de amigos y vecinos para hacer un trabajo gratuito en común y Trabajo agrícola colectivo y gratuito con fines de utilidad social.

Ciertamente el significado de la minga concuerda con su origen, y se deriva de la tradición y conocimiento que tenían los aborígenes de Ecuador y Perú de que realizando un trabajo compartido para el bien común, se lo hace más rápido y mejor.

Esto ha sucedido en Mira en tiempos pasados. Era, como la mayoría de los pueblos del Ecuador, lleno de necesidades insatisfechas; pues, carecía de servicio eléctrico, tenía red de agua simplemente “entubada” y alcantarillado un mínimo porcentaje del territorio que conformaba la población. De ahí, se deduce el ataque aleve de muchas enfermedades gastro intestinales y el aparecimiento de las “niguas”, insectos que atacaban en serio, a niños y adultos, produciendo prurito e infecciones en la piel, muy difíciles de contrarrestar.

Pues bien, al referirnos a las mingas en Mira, fueron precisamente organizadas, especialmente teniendo como líderes generalmente a sacerdotes y profesores, para solventar las redes de agua, tendido de postes para dotar de energía eléctrica y excavación de zanjas para instalar alcantarillados.

Otro de los objetivos de la minga, como trabajo comunal, era la construcción de caminos vecinales y acequias de regadío; pues sin estos dos elementos de infraestructura, la población perecería, pues, no se podían sacar lo productos agrícolas a venderlos en las ferias de otros lugares y no se lo podría producir, sin la bendita agua de regadío, respectivamente. Consideramos que la mayoría de los caminos antiguos, se los realizó a base de mingas.

Lo importante de este tema, es el valor actitudinal del evento, ya que ante la convocatoria de los líderes, toda la población, o su gran mayoría acudían al llamado, se movilizaban y organizaban de tal manera, que el esfuerzo físico que la minga representaba, se convertía en una verdadera fiesta. En ella, se desarrollaban sentimientos y valores como los siguientes, que se relacionan con la organización y ejecución de la misma:

Liderazgo: porque el llamado ante la necesidad de ejecutar una “minga”, era el referente ante el pueblo, del liderazgo de quien o quienes lo hacían.

Solidaridad: porque la gente acudía a la minga, por el sentimiento de ayudar a los demás, pensando que interviniendo en la misma, se estaba favoreciendo así mismo, por el bien común que ella representaba.

Compañerismo: porque ante las dificultades que generaba el esfuerzo de realizar una tarea asignada a un individuo en un tiempo determinado sin poder alcanzar el resultado esperado, el resto de personas acudían a él, para compartir el esfuerzo y culminar a tiempo el trabajo.

Trabajo en equipo: porque destierra el individualismo, ya que cuando se trataba de obras gigantescas, como generalmente eran las que se planificaban con mingas, una sola persona no las podían ejecutar, pero, trabajando en equipo, se las realizaba con enorme gusto y el esfuerzo adecuado.

El hecho de compartir: porque como estos eventos tenían una duración generalmente de un día o más de esfuerzo sostenido, debían llevar los alimentos familiares a la minga, y al momento indicado, ponerlos al servicio de los demás, organizando una mesa común para todos.

Sentido de colaboración: porque si los líderes organizaban comisiones de trabajo en diferentes frentes, ya sea brindando la dirección técnica del trabajo, “repartiendo” algún refresco para mitigar la sed, elaborando el ya famoso “tardón” para levantar el ánimo, los mingueros cumplían sus obligaciones con vehemencia y buena voluntad.

Satisfacción por el bien común: porque la obra realizada a través de la minga, favorecía a todos, ya que se transformaban en beneficiarios de estas obras, que levantaba indudablemente la calida de vida de los habitantes.

Elevada autoestima: porque un trabajo bien realizado, hecho con alegría y con resultados positivos para los usuarios (por ejemplo, la dotación de energía eléctrica, agua potable, alcantarillado, caminos, etc.) eleva la condición de querernos a nosotros mismos y al resto de congéneres.

Por último, amor al terruño: porque al entregar el esfuerzo en una minga, estamos manifestando el cariño por la tierra que nos vio nacer, a quien, abriendo zanjas, plantando postes, trazando caminos, la hemos engrandecido con nuestro pequeño esfuerzo, que sumado al de los demás, se trasforma en una hermosa realidad de progreso.

Eso es la minga. Espero que en la actualidad, se vuelva a recobrar esta magnífica costumbre heredada de nuestros antepasados y se realice mingas, posiblemente ya no para abrir caminos, sino para crear cultura, evitar egoísmos, eliminar enemistades, fomentar el deporte, enaltecer los valores y símbolos de la ciudad y muchas más actividades que le darán un significado especial a quienes vivimos en el Balcón de los Andes.

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