Pedro Mosquera Guerrero

En los albores del año 1921 un 8 de Diciembre, en Mira una pintoresca parroquia del Carchi que luego se convertiría en cantón, nacería un ilustre mireño amante de la verdad y de la justicia: el Dr. Pedro Mosquera Guerrero. De familia humilde, sus padres también mireños fueron Don Genaro Mosquera y Doña Raquel Guerrero quienes desde muy temprana edad inculcaron en su hijo el amor y respeto por su terruño, fue el primero de cinco hermanos a quienes como hermano mayor los guió con ejemplo y amor y los apoyó durante toda su vida.

Doña Leticia Burbano Montalvo, una ilustre dama de la sociedad quiteña fue su compañera fiel, esposa abnegada, como él la decía su mayor inspiración, podrían escribirse más de una historia de amor incondicional, historias inspiradoras de los más nobles y sublimes sentimientos de entrega, de un compartir generoso de experiencias, de consecución de logros y metas, de conjunción de almas gemelas, de fidelidad y aceptación.

Sus hijos Lenín Wilson y Ruth Guadalupe Mosquera Illánez y Rocío Elizabeth, Laura del Pilar, Letty Raquel, Jeaneth de la Mercedes y Pedro Antonio Mosquera Burbano, como padre abnegado, inculcó en sus hijos el amor por los libros y el respeto a los seres humanos, siempre fue el líder familiar, por sus sabios consejos y por la inmensidad de su alma bondadosa despertó en todos ellos la superación personal, profesional y familiar.

Sus estudios primarios los realizó en su querida escuelita Rafael Arellano de la ciudad de Mira, continuando su secundaria en el Colegio Bolívar de la ciudad de Tulcán; una vez culminados sus estudios secundarios y cumpliendo con su aporte y compromiso para con su Patria ingresa a cumplir el Servicio Militar Obligatorio en el Batallón de Infantería VENCEDORES, esta experiencia marcaría un hito en su vida, puesto que es llamado a combatir en el conflicto del año de 1941 con el Perú, como presto y valiente conscripto carchense como orgullosamente se solía llamar estuvo presente en la provincia de El Oro, área de responsabilidad del Batallón Vencedores, debido a su nivel de estudios y su heroica prestancia en las operaciones, sus comandantes reconocieron en él un ejemplo para sus compañeros de leva y es promovido al grado de Cabo de Reserva del ejército ecuatoriano, pues; en el Instituto Ecuatoriano de Seguridad Social de las Fuerzas Armadas ISSFA consta inscrito en el Parte de Guerra el nombre del Cabo de Reserva PEDRO ANTONIO MOSQUERA GUERRERO, como combatiente del año de 1941 y se hizo acreedor a una pensión económica vitalicia y postmorten, recuerdo que siempre nos contó una historia de un coterráneo mireño de apellido Carrera quien murió en el conflicto de 1941, a quien lo reconoció por su arrojo y valentía.

Luego continúa sus estudios superiores en la Universidad Central del Ecuador, en donde obtiene el título de Doctor en Jurisprudencia de la República del Ecuador, mencionaba anteriormente que su paso por la vida militar deja una huella perenne en su vida y decide ingresar a la Fuerza Aérea Ecuatoriana en calidad de Oficial de Justicia, en la cual alcanzaría la máxima jerarquía para un oficial de justicia; coronando su brillante carrera militar con el grado de Coronel de la República en el año de 1979.

Durante su vida profesional ocupó algunos cargos y representaciones del Ecuador en el exterior, mencionaré algunos: asesor jurídico de la Fuerza Aérea y de la Aviación Civil, Ministro Juez de la Corte de Justicia Militar, encabezó la Comisión Ecuatoriana en el Congreso Iberoamericano de Derecho Aeronáutico y del Espacio en Buenos Aires Argentina, la educación era su principal reto convirtiéndose en el rector fundador del Colegio Técnico de la Fuerza Aérea Ecuatoriana, luego ejerció la profesión de abogado de los tribunales de la república y se desempeñó como catedrático universitario en la Universidad Central del Ecuador y en la Escuela Superior Politécnica del Ejército ESPE en el año de 1984, ejerciendo la cátedra de Legislación Laboral para ingenieros, una asignatura que fue creada cuando laboraba como Secretario General de la Facultad de Ingeniería Civil de la ESPE, cabe mencionar que como hijo tuve la oportunidad de recibir sus conocimientos cuando cursaba el Décimo Nivel de Ingeniería Civil de la ESPE, y lo podría identificar como padre y maestro que su visión como pedagogo era la de permitir que el mismo estudiante descubra todo su potencial, que sienta y despierte un propio interés por la superación, el Dr. Pedro Mosquera fue muy objetivo en cuanto a la formación superior, a la aceptación de valores de índole superior que son incuestionables y tan reales como las leyes naturales, al reto de dejar una huella a nuestro país, ser aporte a las futuras generaciones, al compromiso de ser entes pensantes y capaces de transformar la realidad en un mundo más justo, más honesto, pienso que ese es el verdadero maestro, aquel que permite descubrir en sus instruidos sus propias e intrínsecas capacidades y fortalezas, aquel que permite entender que todo esfuerzo tiene un sentido altruista porque es el único camino para obtener una sana satisfacción una vez alcanzada la meta.

Orador insigne, fue invitado a tomar la palabra en muchas reuniones de diferente índole, su acerbo cultural le llevó a representar a nuestro país en el exterior en diferentes Congresos sobre “Derecho Aeronáutico y del Espacio”. Defensor de la verdad y la justicia luchó incansablemente con otros mireños de corazón y de nacimiento cuando presidió la Colonia de Mireños Residentes en Quito para hacer realidad el tan ansiado sueño de la cantonización de Mira; recuerdo la serie de reuniones y trámites en el Congreso Nacional y en la Presidencia de la República, resaltaré la importante gestión del diputado Marco Proaño; el mensaje que nos dio esta acción es la lucha incesante por las grandes causas, aún cuando el objetivo parezca difícil e inalcanzable, es cuando la perseverancia y la constancia hacen de nosotros seres humanos capaces de alcanzar logros y metas que dan sentido a nuestras vidas. La labor social de la Colonia de Mireños como dignos representantes de su querida tierra fue incesante, especialmente durante la época de navidad llevando juguetes a la niñez de su querido Mira, cada año asistían a las fiestas de la Caridad; con el programa Alas para la Salud con el apoyo de las aeronaves de la Fuerza Aérea Ecuatoriana prestaban asistencia médica y campañas de vacunación; así como la entrega de insumos como estandartes patrios para las escuelitas del sector.

De carácter gentil y bondadoso, tenía el carisma y mucha habilidad para contar chistes y anécdotas, gustaba mucho de la lectura y de la poesía, algunas de ellas de su propia inspiración; como representante del genio mireño gustaba mucho de la música nacional y canciones de su tierra de las que me vienen a la memoria: en el río Mira un ave suspira, hazete la caprichosa porque sabes que te quiero, quieta mula, la peineta que te di ya la has votado ya la has votado, Don Yépez y el secretario, Al panteón me fui y no te encontré…entre otras… Luego de haber cumplido un compromiso de vida, de haber formado a sus hijos, nietos y a la juventud ecuatoriana y luego de haber dejado un legado a la humanidad, fallece un 29 de Agosto de 1991 dando la última batalla a una severa enfermedad; dejando en todos nosotros: su familia, la llama eterna de la libertad a través de la educación, y que la vida no tiene sentido sino se la pone al servicio de los demás.


Biografía proporcionada por el Tnte. Corn. Pedro A. Mosquera Burbano

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