Historia de la Santísima Virgen de la Caridad - Chamizuda
Autor: Lic. Arnaldo Reyes
Escribir la historia de Mira es escribir la historia de la Santísima Virgen de la Caridad, ya que según las investigaciones de connotados carchenses como el Dr. Amilcar Tapia, manifiestan que Mira es un pueblo muy antiguo su vida civil-religiosa van casi a la par, unidos íntimamente estos dos aspectos.
Mira ha escrito su propia historia al amparo de la portentosa imagen de la Santísima Virgen de la Caridad “Chamizuda”, epíteto que utilizó don Pedro Valverde, quien fue Síndico de la Casa Parroquial de Mira.
Narró don Pedro Valverde, que una ocasión que recibió a la Santísima Virgen de la Caridad de uno de sus tantos “viajes” que ella “realizaba”, al mirar la peluca de la Imagen tan mal tratada se sorprendió tanto don Pedro, que exclamó: ¡ “Pero, ve cómo viene con este pelo esta “Chamizuda”! ¡Andariega!”
Al pueblo de Mira de aquella época le gustó tanto este último calificativo como tantos otros calificativos que cita el Dr. Amilcar Tapia en su libro.
Es evidente que la imagen de la Santísima Virgen de la Caridad, fue llevada por sus feligreses hasta sitios muy lejanos como todo el valle del Chota occidental; a la imagen le ponían sombreros y ropajes para sus innumerables viajes que la llevaban a pedir “limosna” para construir varias obras de su pueblo de Mira.
En dichos viajes no solamente se estropeó su peluca, comparada con la chamiza que se quema en su honor en su fiesta cada año; sino, que el fanatismo religioso de las gentes, eran tan insensatos que la dejaban a la Imagen velándose toda la noche con muchas velas encendidas muy cerca de la Imagen. Allí se incendió muchas veces, su bello policromado que lucía desde la antigüedad de la Imagen.
Ha tenido tantos “retoques” como decían las gentes que ha perdido casi un 50% de su belleza original, según opinan nuestros antepasados que la conocieron años atrás.
Aparición de Nuestra Señora de la Caridad
La historia de “aparición” de la Santísima Virgen de la Caridad data de muchos siglos atrás. Narraban nuestros antepasados que apareció la Imagen cuando Mira era un Asentamiento en la hacienda Pueblo Viejo, sector San Marcos. Allí apareció la Imagen. Contaban nuestros mayores que apareció en el centro de este pequeño poblado; una mula cargada un cajón, al ver que el animal no se movía del lugar y no asomaba su dueño. Los primeros habitantes de ese entonces, bajaron la carga y al abrir el cajón se encontraron con la Imagen de la Santísima Virgen, que en principio se la conocía con el nombre de la Purísima Concepción y sus primeras fiestas celebraban con ese nombre.
Decían así mismo nuestros mayores, que la Imagen podía ser de procedencia de Roma, ya que los padres jesuitas eran dueños de muchas haciendas en el sector de Mira, y la Comunidad de jesuitas tenía su cede en Roma.
Según deducciones hechas por varios estudiosos, decían: que los jesuitas transitaban por los caminos de Mira hacia las haciendas del Valle del Chota occidental, donde ellos tenían varias haciendas. Se decía que la mula se les escapó; y, fue a parar al sitio antes indicado, dejando la hermosa Imagen.
Otra versión es que los jesuitas lo hicieron a propósito de dejar al animal cargado con la “preciada carga”.
El nombre de Virgen de la Caridad le pusieron los negros de la hacienda Chamanal. Ya que eran maltratados por los jesuitas; y, para aplacar el levantamiento de los negros, era la Imagen llevada frecuentemente. Los negros ponen el nombre de La Caridad, por la forma de las manos de la Imagen que las tiene juntas como estar suplicando algo, o demostrando humildad ante el Padre Celestial.
Es evidente que los jesuitas se asentaron en esta zona en 1680; y, que el párroco de Mira de apellido Valdospinos fue el mentalizador de la devoción a la Santísima Virgen de la Caridad y sus primeras fiestas ya están citadas por este párroco a partir de 1698.
Otros datos históricos de la Santísima Virgen de la Caridad
Autor: Mons. Luis O. Pérez C. Año 1964
El Ilmo. Señor de la Peña, en sus informes estadísticos del estado de la Diócesis, al hacer mención de las parroquias y doctrinas a cargo del Clero Secular señala la Doctrina de Mira; a principios de Abril de 1569, salió de Quito con dirección a Pasto el Ilmo. Señor de la Peña y al paso hizo la visita pastoral a Otavalo, Caranqui y Mira y en Junio estuvo ya visitando los pueblos de la jurisdicción de Pasto.
En 1584 los naturales de Mira mandaron pintar el retablo de su iglesia con Luis de Ribero, al que pagaron por su trabajo media caballería de tierra; en 1550 por voluntad de Don Pedro de La Gasca fue Capital de la Provincia de las Esmeraldas, siendo su primer Gobernador, Salazar de Villa Sante; en 1597 tenían ya en su iglesia una piedra, labrada con arte, para guardar el agua bautismal, la misma que se conserva hasta hoy; Jerónimo de Cepeda, cura de Mira, mandó hacer pólvora en su doctrina y proveyó de ella a los soldados en la revolución de las Alcabalas, a fines del siglo XVI (Datos tomados de la Historia de la Iglesia en el Ecuador); Miguel de Ugarte, corregidor de Ibarra, se empeñó en el año 1611 y siguientes en la construcción de un camino de Mira a Esmeraldas.
Devoción a la Santísima Virgen de la Caridad
La devoción de los indios a la Stma. Virgen es evidente, pero, bajo qué advocación? No es fácil afirmar, pero es muy probable que la imagen actualmente conocida con el nombre de Nuestra Señora de la Caridad y a la que se le venera con particular devoción desde tiempos inmemoriales, fue conocida inicialmente como la Inmaculada Concepción, y posteriormente por sus múltiples favores la comenzaron a llamar de la Caridad. Mons. Silvio Luis Haro A., con los conocimientos científicos que le honraban sobremanera, afirmaba el origen español de la imagen, a la cual nos referimos, por el esmalte estofado, la configuración de las facciones, los tres ángeles al pie, que caracterizan a las numerosas estatuas españolas enviadas por la Corona para las primeras fundaciones, opinando que es una de las imágenes más antiguas de la Provincia y anterior al año 1545.
Dos veces la región ha sido asediada por la terrible plaga de langostas y en las dos ocasiones el pueblo consiguió alejar el castigo acudiendo a la plegaria omnipotente de Nuestra Señora de la Caridad.
La tradición nos refiere que en el sitio denominado “El Campanario” (camino antiguo a Ibarra) se celebró una Misa Campal en honor de la Stma. Virgen y cesó el flagelo.
En el año 1916, siendo Párroco el Dr. Avelino Villota, por segunda vez la Stma. Virgen de la Caridad protegió de las langostas a su pueblo. Las noticias provenientes de La Loma, Chamanal y La Concepción acerca de la acción devastadora de las langostas eran alarmantes. La intervención del ejército no fue capaz de exterminar a la hambrienta plaga y se declaró impotente para detener su marcha de ruina y desolación.
Ante situación tan apremiante el P. Villota invitó al pueblo para llevar procesionalmente la imagen milagrosa de Nuestra Señora de la Caridad hasta el “Huanga” (hacienda Piquer), un bonito balcón desde donde se divisa toda la cuenca del Río Mira hasta la hacienda Chamanal, allí celebró la Santa Misa y comulgaron numerosas personas. Al día siguiente llegaron a la casa conventual dos morenos de La Concepción con el fin de informar al Párroco de la visible protección de la Virgen Santísima y mostrarle las langostas muertas y como pegadas en las ramas de mosquera.
Sobre la base de los dos milagros mencionados descansa toda la Fe y confianza de los pobladores de Mira a la Virgen de la Caridad. Los mireños llevan consigo una estampita de la Virgen Stma. De la Caridad, como su carnet de identificación; ningún negocio emprenden sin invocarla; jamás viajan sin despedirse con una plegaria ante su altar; es la primera Imagen que el niño conoce y subvenidito nombre el primero que pronuncia su balbuciente lengua; a la Virgen Stma. Acuden: la juventud para descubrir la senda de su vocación, las madres que sufren para entregarle sus lágrimas confidentes y los moribundos para entregarle su alma. La cera y el Avemaría arden constantemente como lámparas votivas de amor filial ante el trono de la Stma. Virgen de la Caridad.
La Virgen de la Caridad
Autor: Crnel. Iván Borja C.
Defender la catolicidad y abrazar la fe de nuestros ancestros, es tarea de todos los mireños, como factor espiritual en la búsqueda del deber ser y como factor de identidad social de todo un pueblo.
El culto a Maria madre de Dios, culto mariano, en donde se rinde tributo a la bien amada, a la elegida, en sus particulares advocaciones, para, por su intermedio buscar la protección de quien tiene todo honor y toda gloria, es decir de Dios Padre y de su hijo Jesús, dice el ilustre historiador carchense, Amilcar Tapia Tamayo, que se inicia en el siglo V de nuestra era, citando al padre Vicenzo Cefernni, esto permitió que el cristianismo en Europa adquiera una fuerza simbólica y representativa, como religión monoteísta y se consolide su hegemonía hasta el día de hoy en el hemisferio occidental.
Este proceso de difusión de la religión católica para el siglo XVI, estaba ya estructurado y las diferentes ordenes concebían su institucionalización fundamentada en la Madre del Salvador Jesucristo, y se expandió en la mayoría de los rincones del mundo, la Virgen María entonces representaba para las culturas y para los pueblos simbólicamente una de las tres virtudes teologales, la caridad o la voluntad de servir o el deseo de ser útil o la predisposición de entregarse, (entre otras).
La orientación colectiva hacia la creencia en el papel de la divinidad hacia una feminidad, talvez no obedezca completamente a una tradición católica occidental, los pueblos andinos tenían una diversidad de cultos con nombres que denotaban un rol de género maternal, ya que la naturaleza se conjugaba en su propio lenguaje y contenido semiótico como femenina, de igual forma sus actividades primigenias: las montañas, la lluvia, la luna, las nubes, las plantas, las flores, la cosecha, la siembra, la comida, etc.
Adorar a la Virgen María y por intermedio de ella buscar la protección de Dios, fue desde el inicio la tarea más importante de todas las órdenes religiosas en su papel de cruzada y de transmitir la buena nueva de la Divina Providencia. Y a este sentir, a este tipo de concepciones, existía la predisposición ancestral abierta por parte de los grupos sociales que habitaban el Ecuador de ese entonces.
En los más de 130 años de la presencia contínua de la Companía de Jesús en Mira (1630?-1767), esta enseñanza de adoración a la virgen Maria, debió transmitirse de generación en generación y quedó bien arraigada no sólo en la población del cantón, sino también en sus alrededores, el doctor Amilcar Tapia después de un prolijo trabajo de investigación concluye que la fiesta de la Virgen de la Caridad se inició el 2 de febrero de 1698, en forma colectiva y organizada, pero la adoración hacia nuestra Patrona se inició desde muchos años atrás y fue creciendo paulatinamente este culto especial hasta llegar a la fecha indicada en la que el padre Valdospinos estableció la devoción a la Sagrada Imagen de la Virgen de la Caridad.
El padre Cefernni, citado por Tapia, continúa su explicación diciendo que “la fiesta de la presentación de la Virgen en el templo se la festeja cada dos de febrero en razón de que se cuentan cuarenta y dos días luego del nacimiento de Jesús. Además, eran también cuarenta días los que, según la tradición judía, tenían las madres para presentar a su primogénito y luego proceder a su propia purificación” por lo que esta veneración también se la conoce como la Virgen de la Candelaria, Virgen de la Purificación, Virgen de la Caridad del Cobre, Virgen de la Purísima Concepción, etc., pero en Mira esta generalizada la denominación de Santísima Virgen de la Caridad y con cariño la llaman “La Churona”, “La Chamizuda” etc.
En los anales que fueron investigados por el historiador carchense anteriormente mencionado, al describir a la sagrada imagen en 1700 nos dice “La Virgen Santísima de la Caridad, patrona del pueblo y que ocupa el nicho principal de la iglesia, es de madera esculpida y tamaño mediano, con esgrafiado y dorado en su manto. Al pie tiene tres pequeños ángeles y se asienta sobre una media luna de plata bruñida de muy buen gusto.” Y dada su singular belleza, existen versiones que van desde que fue traída desde Cuba, que fue tallada por miembros de la Escuela quiteña o que fue un trabajo encargado y realizado por el escultor Diego de Ordóñez.
Quizás sea uno de los pocos casos en que los recorridos de esta santa y venerada imagen, anualmente tenía por costumbre visitar todos los pueblos y caseríos existentes en el cantón y fuera de él, por lo que se vio la necesidad de disponer de dos imágenes, para que una siempre esté en su Santuario. Por lo que se puede confirmar no sólo sus múltiples milagros sino también la veneración popular y de adoración especial de casi todos los habitantes de la Provincia del Carchi y de Imbabura, razones éstas para que su Eminencia el Cardenal Pablo Muñoz Vega en claro reconocimiento histórico de su presencia y protección la proclamó el 24 de marzo de 1964, como “Reina del Carchi”.
A Ella, la madre de Dios, en la advocación de la Virgen de la Caridad, están ligados todos los procesos sociales, todos los referentes culturales, antropológicos y económicos, Ella es nuestro mayor referente espiritual, es nuestro refuerzo permanente de identidad y si hoy recorre los hogares de los mireños residentes en Quito, Ibarra, Tulcán y otras ciudades al igual que anteriormente lo hacía a los rincones más apartados de nuestra geografía, esperamos que este espacio virtual también visite los hogares de los mireños en cualquier parte del mundo, María es madre y la Virgen de la Caridad es sinónimo de protección para los “eternos caminantes mireños” donde sea que se encuentren.
Religiosidad Mireña
Autor Crnel. Iván Borja C.
Para contestar las interrogantes ¿Cuál es la religiosidad de la población del cantón Mira? ¿Cuál es el fundamento de su espiritualidad? ¿En qué se basa su positivismo y ese apego al cultivo de las virtudes teologales? (fe, caridad y esperanza), podríamos encontrar algunas respuestas, unas de carácter geográfico, otras de carácter sociológico y otras de carácter histórico, apoyando al carácter religioso, pero todas ellas coincidirán en que existe una profunda religiosidad en todos los habitantes del cantón Mira.
Queremos aportar dando una explicación personal sobre este mágico y maravilloso resultado, puesto que en las visitas que la sagrada imagen de la Virgen de la Caridad (Patrona del Carchi) realiza en las ciudades en las que sus devotos están radicados, es notorio percibir una devoción y una fe inmensa e indescriptible.
Las organizaciones sociales disponen de un cabildo para ejercer dentro de un estado de derecho, los principios generales del buen gobierno, satisfacer las necesidades de la población, mediar entre los intereses internos y externos del cantón y canalizar las aspiraciones que, como entidad colectiva tenemos y tienen los pueblos que tienen derecho a la continuidad.
Este cabildo mireño en su memoria histórica es quizás en el periodo colonial, uno de los primeros en constituirse, beneficiado por su ubicación geográfica que facilitaba el asentamiento de autoridades, servia de tambo en las rutas o vías de comunicación de norte a sur y también hacia la costa y el oriente ecuatoriano. El gobierno local de Mira dispuso desde el inicio de todo lo que simbólicamente representa el poder, entre otros disponía de iglesia, de plaza y de escuela, exigencias de aquellos tiempos para existir como pueblo con cabildo. Si a ello le agregamos que como grupo social ya era identificado como “Chontahuasi” casa de chonta, casa fuerte o casa real según como se le quiera interpretar. La verdad histórica sugiere la interpretación de este nombre porque nunca fue conquistada o nunca fue vencida.
La población del Cantón Mira, no sólo que se caracteriza por su singularidad, particularidad y unicidad, sino que ella es propietaria de una historia propia en todos y cada uno de los procesos que han tenido lugar en el Ecuador, como Estado y como nación, no fueron solamente espectadores, sino actores y su escenario fue gravitante en el desarrollo de las gestas provinciales y nacionales. Los hombres y mujeres en cada generación continúan brindando valiosos aportes de fe, arte, profesionalismo y creatividad. Y en este ámbito el apoyo de las instituciones fue y es de especial importancia para alcanzar la presencia preponderante de sus fieles. Porque ellas acrecientan el espíritu de superación mediante el camino que proporciona la religiosidad.
Desde el inicio de la historia en sus primeros asentamientos, ya estuvo organizado en comarcas, es decir, en tierras delimitadas, a saber, Chontahuasi, Quil, Chiltazon, El Hato. Etc. con los españoles aparece la hacienda como forma de organización social y de control económico, así tenemos las haciendas de: Pueblo Viejo, Pisquer, Huaquer, Piquer, Puermal, El Hato, Santa Ana, La Portada etc. Administradas inicialmente por la orden de los jesuitas y luego al ser expulsados, sus propiedades pasaron a otras órdenes religiosas y a otros ciudadanos.
De lo que se esta mencionando ha sido y es tratado por distinguidos investigadores y especialistas en ciencias y disciplinas sociales, que avalan y a la vez incentivan para que se continúe investigando, porque no todo ha salido a la luz y en muchas de las ocasiones se tiene versiones parciales.
Los primeros habitantes, al igual que hoy, deben haberse sobrecogido por la ubicación privilegiada de observación, como un sin igual balcón que permite observar la creación de Dios, se puede ver volcanes, valles, ríos, es decir toda la hoya de Imbabura y el comienzo de la gran Provincia del Carchi. Observar la naturaleza con todas sus bellezas, predispuso para que este sea siempre un pueblo alegre y generoso, naciendo así la simiente de su religiosidad y espiritualidad.
Debieron darse cuenta también que el Río Chota y sus afluentes es una muralla infranqueable, cuando los cuzqueños intentaron llegar al territorio de los pastos y quillasingas, fueron rechazados y su espíritu de libertad debió consolidarse, volviéndose entonces más agradecido con Dios y con la naturaleza, ya que como dice san Agustín sólo al fuerte y poderoso se le permite ser generoso y creyente. Los jesuitas deciden desarrollar un emporio de producción, en las cuencas del Chota, ya que se podían cultivar en todos los pisos climáticos desde el Cerro Iguán hasta las playas del Río Chota. Ellos conciben las acequias o los canales de riego para disponer de agua para intensificar los cultivos, especialmente en las partes bajas, también desarrollan los primeros talleres de artes y oficios, se construyen las primeras iglesias, la evangelización y alfabetización fueron siempre de la mano.
Antes de la primera expulsión de los jesuitas (1773), el actual Cantón Mira ya era un granero, desde el mortiño, las papas, las habas, el trigo, todos los cereales, hasta la caña de azúcar, esto permitió que la catequización sea no sólo para los nacidos en estos lares, sino que al llegar grupos de trabajadores de otros lugares a participar en las cosechas también eran inculcados la veneración a la Santísima Virgen de la Caridad y como no estar agradecidos si esta Patrona permitía cosechar cada vez más y más productos.
La naturaleza era prodigiosa y el cuidado de la Virgen a los trabajadores se notaba en todos los sembríos, de ahí que la vocación a la Virgen María en la advocación de la Virgen de la Caridad de los mireños y mireñas cada día se acentuaba más y más con el pasar del tiempo. Los jesuitas al partir par su exilio dejaron amigos y gente agradecida, nadie como los mireños para extrañar su presencia y su capacidad de organización.
El aparecimiento de las haciendas vino a dividir la población, ya los terratenientes ejercían un control no sólo del empleo sino también de los cultos, la presencia de una orden religiosa disminuyó, de la permanencia de los sacerdotes se volvió alternativa hasta la actualidad, el apoyo a la agricultura decayó y poco a poco la veneración hacia la Virgen de la Caridad se fue casi limitando a la actual capital del cantón. Pero su presencia y sus acciones reales se manifestaban cuando las haciendas fueron desoladas por diferentes plagas entre ellas la langosta, hasta los habitantes de Ibarra viajaban a su santuario para pedir la protección de la Virgen de la Caridad.
La memoria colectiva de todos sus milagros permanece en todos y cada uno de los actuales pobladores, porque cuando los tiempos de inestabilidad política, sumados a las larguísimas depresiones económicas, sus hijos e hijas tuvieron que emigrar, hacia otras ciudades, el ruego de las madres, hermanas, padres, hermanos, vecinos y vecinas para que los proteja y los cuide siempre fue escuchado con la mayor generosidad por parte de nuestra Patrona. Volver a la tierra que los vio nacer, buscar la mirada angelical y dulce de nuestra bien amada Madre, solicitar siempre la protección y abrigo de Ella para las próximas generaciones se ha vuelto un procedimiento común, por lo que el agradecimiento cuando se elevan las oraciones en su santuario o cuando esta de visita, inunda a los que la conocen y aquellos que la acaban de conocer.
Caridad es sinónimo de: servicio, creatividad, generosidad, productividad, entrega, dedicación, amor filial, abnegación y valentía, existen muchos ejemplos y muchos referentes de ciudadanos y ciudadanas del cantón Mira, pero el que se distingue por su espiritualidad, sabiduría, experiencia, devoción y humildad es el Cardenal Pablo Muñoz Vega.
Sus padres deben de haber sido amigos de los jesuitas, para que hayan entregado al único hijo varón, la confianza en la orden tuvo un papel importantísimo, él es la primera figura nacional en espiritualidad, y es el máximo orgullo de sus compatriotas, es jesuita, es devoto de la Virgen de la Caridad, es mireño y es sinónimo de fe y entrega por las causas de la humanidad.
Su niñez desde el 22 de mayo de 1903, transcurrió siempre guiado por la fe cristiana y la protección de la Virgen de la Caridad, a los doce años ingresa al Colegio de los Jesuitas de Cotocollao, a los 33 años, es ordenado sacerdote en Roma, fue Rector del Colegio Pío Latino Americano, luego Rector de la Universidad Gregoriana de Roma, al poco tiempo de su regreso al Ecuador es designado Cardenal del Ecuador, desde el 29 de marzo de 1969 hasta su fallecimiento el 3 de junio de 1994.
En la actualidad tenemos más de tres sacerdotes mireños y también más de cuatro hermanas religiosas, en las distintas órdenes eclesiásticas, producto de una devoción colectiva y una historia de religiosidad propia de los mireños y mireñas.
La visita de la Sagrada Imagen de la Virgen de la Caridad en las ciudades en que están radicados y radicadas los nacidos en Mira, está demostrando que es el mejor argumento para reunir y socializar a todos los que estamos fuera de nuestra tierra, es también un buen pretexto para pensar en dialogar qué más se puede hacer por nuestro querido cantón y primordialmente es un reencuentro con nuestra fe y nuestra religiosidad.